El sagum celtibérico es un manto de lana, pesado por ser doble y porque generalmente llega hasta casi los tobillos, permitía una buena movilidad al portador, una fíbula ayudaba a sostenerlo sobre el hombro derecho, quedando así abierto todo aquel flanco y facilitando la salida del correspondiente brazo. Era una prenda fundamental para soportar los entonces violentísimos inviernos mesetarios, rápidamente copiada por los legionarios, no acostumbrados a ellos. Incluso Publio Cornelio Escipión Emiliano solicitó como rescate el pago en miles de sagum, durante las guerras celtíberas. Se ha venido utilizando hasta la actualidad.
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