Retógenes el Caraunio:
Retógenes el Caraunio, sobre este personaje, Apiano nos relata:
94 – «Pero Retógenes, un numantino apodado Caraunio, el más valiente de su pueblo, después de convencer a cinco amigos, cruzó sin ser descubierto, en una noche de nieve, el espacio que mediaba entre ambos ejércitos en compañía de otros tantos sirvientes y caballos. Llevando una escala plegable y apresurándose hasta el muro de circunvalación, saltaron sobre él Retógenes y sus compañeros, y después de matar a los guardianes de cada lado, enviaron de regreso a sus criados y, haciendo subir a los caballos por medio de la escala, cabalgaron hacia las ciudades de los arévacos con ramas de olivo de suplicantes, solicitando su ayuda para los numantinos en virtud de los lazos de sangre que unían a ambos pueblos.
Pero algunos de los arévacos no les escucharon, sino que les hicieron partir de inmediato llenos de temor. Había, sin embargo, una ciudad rica, Lutia, distante de los numantinos unos trescientos estadios, cuyos jóvenes simpatizaban vivamente con la causa numantina e instaban a su ciudad a concertar una alianza, pero los de más edad comunicaron este hecho, a ocultas, a Escipión. Éste, al recibir la noticia alrededor de la hora octava, se puso en marcha de inmediato con lo mejor de sus tropas ligeras y al amanecer, rodeando a Lutia con sus tropas, exigió a los cabecillas de los jóvenes.
Pero, después que le dijeron que éstos habían huido de la ciudad, ordenó decir por medio de un heraldo que saquearía la ciudad, a no ser que le entregaran a los hombres. Y ellos, por temor, los entregaron en número de cuatrocientos. Después de cortarles las manos, levantó la guardia y, marchando de nuevo a la carrera, se presentó en su campamento al amanecer del día siguiente.»
(Apiano de Alejandría Historia de Roma, Sobre Iberia)
Así pues Retógenes fue uno de los héroes más destacados de la resistencia numantina contra Roma. (Y el infame Escipión al que llamaron «Africano» y «Numantino» a causa de la ruina que llevó sobre estas ciudades), un claro ejemplo de la vileza y la crueldad romana.
No obstante, del relato de Apiano surgen algunas dudas: ¿hicieron subir a los caballos por medio de una escala?
Es mas ¿Cómo es posible que después de meses de asedio y sin ningún alimento, aún hubiera caballos vivos en Numancia?
Creo que en realidad, hoy hablaríamos de un pequeño grupo de asalto, que después de superar el cerco, digamos que tomaron prestados los caballos de la propia guardia y que debieron causar más daños a las filas romanas, de los que Escipión estaría dispuesto a reconocer, lo que justificaría su desmesurada venganza y la infamia de cortarles la manos a los cuatrocientos jóvenes en Lutia. Algo que no resta ni un ápice de heroicidad a la gesta de nuestro héroe.
Mis respetos a Retógenes el Caraunio.
Más información en mi Biblioteca
Deja un comentario