Mons-Caunus según Tito Livio

En el año de 180 a. C., el procónsul de la Hispania Citerior, Sempronio Graco comienza la campaña para someter a los celtíberos de la Meseta Norte.

Mons-Caunus, batalla enmarcada en la Primera Guerra Celtíbera (181 – 179 a.C.)

La llamada batalla del Queiles o del Mons-Caunus nos narra el enfrentamiento que Tiberio Sempronio Graco, mantuvo en los márgenes del río Queiles, (afluente del Ebro a las faldas del Moncayo), contra un ejército de celtíberos agrupados a los pies de este sagrado monte.

Con la excusa de liberar del asedio por parte de 20 000 celtíberos a Caraues, ciudad supuestamente aliada de los romanos (Flavio Apiano, Iber. 43), Graco marcha desde la Bética con un ejército de 8000 infantes y 5000 jinetes.

Según Tito Livio, en el 179 a. C. Graco derrota a los celtíberos en la batalla del Mons-Caunus:

“Finalmente, tomó Kontrebia y pueblos vecinos, repartiendo las tierras entre los indígenas y fundando Gracurris, (Alfaro), para instalar en ella a las bandas de celtíberos sin tierras”.

(Livio 40.50) “…Algunos autores afirman que aquellas rendiciones no se hicieron de buena fe y que una vez Graco retiraba sus legiones, se renovaban las hostilidades; cuentan además que él libró una gran batalla contra los celtíberos en el monte Cauno, que duró desde la hora primera hasta la sexta, con muchas bajas por ambos lados. No se debe suponer de esto que los romanos hubieran alcanzado ninguna gran victoria, más allá del hecho de que, al día siguiente, desafiaron al enemigo que se mantenía detrás de su empalizada y pasaron la jornada recogiendo despojos.

Afirman, además, que al tercer día se libró una batalla aún mayor y que entonces, por fin, los celtíberos sufrieron una derrota decisiva; su campamento en el Mons-Caunus fue capturado y saqueado, murieron veintidós mil enemigos, se tomaron más de trescientos prisioneros y casi el mismo número de caballos, así como setenta y dos estandartes militares. Esto dio fin a la guerra y se firmó una paz real, no indecisa como antes, con los celtíberos…”

(Livio 40.50)

Por estos pactos, los oppida celtíberos deberían pagar un tributo anual y prestar servicio militar en las legiones romanas, a cambio podrían mantener la autonomía y se prohibía amurallar nuevas ciudades. Estos pactos serían invocados, en muchas ocasiones, en los enfrentamientos futuros.

Muchos recordaran a Tiberio Sempronio Graco tras la batalla del Mons-Caunus, como uno de los mejores cónsules que había pasado por Hispania, pero como siempre todo es relativo. Lo cierto es que esta batalla, supuso una repentina paralización y un estancamiento, en la agresiva política de conquista de los territorios hispanos por parte de Roma.

Ya que (Flavio Apiano, Iber. 44) nos dice:

«No muchos años después, estalló en Iberia otra guerra, difícil a causa del muro de Segeda”.

En realidad pasaron veinticinco años, ¡demasiado tiempo hubieron de esperar las legiones!, probablemente Roma no se sentía lo suficientemente fuerte para avanzar, y en ese caso habría que poner en entredicho la supuesta victoria sobre los celtíberos.

 ¡Quizás fueran estos últimos los que se alzaran con la victoria y forzaran la llamada PAX de GRACO!

Aquí podéis consultar los libros de Tito Livio:

Bibliografía, libros gratis

Tiresio el Termestino

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