Los aperos

Los aperos: a pesar de que en el libro se trata una época bélica y tumultuosa, ninguna sociedad agrícola del momento hubiera podido existir sin sus aperos de labranza. Es curioso comprobar como todos estos instrumentos han pervivido hasta nuestros días e incluso se han seguido utilizando.

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Arado:

El arado es desde tiempo inmemorial, un apero de labranza esencial para las labores del campo. Se trata de una herramienta utilizada en la agricultura para abrir surcos en la tierra y remover el suelo antes de sembrar las semillas. Se puede considerar como la evolución del pico y de la azada y su uso se documenta en Mesopotamia desde el 4º milenio a. C. En su origen el arado era tirado por personas y posteriormente por animales (principalmente bueyes o mulas y en algunas zonas por caballos). En un principio consistió en una sola pieza de madera (básicamente una rama con la forma más o menos adecuada) que en su evolución llegó a contar de hasta cinco piezas. En la época del Bajo Imperio, se comenzaría a utilizar la vertedera, que la podríamos comparar como una «pequeña reja lateral», que ayudaría a remover mejor la tierra ahorrando el número de labradas necesarias para prepararla.

trillo

Trillo:

la trilla con trillo de pedernal desapareció como labor dominante a principios de los años cincuenta, siendo sustituida por las trilladoras mecánicas. Se mantuvo sin embargo de forma puntual durante los años sesenta, tanto para el trillado de cereales tempranos como para otros cultivos de producción más reducida.

Hoz:

La hoz es un conocido y popular instrumento que se utilizaba para segar el cereal. Aunque todavía hay gente que la sigue utilizando para segar pequeñas cantidades de forraje destinado al alimento de los animales de corral. Consta de una hoja curva y cortante con dientes o con filo por la parte cóncava. Esta hoja va insertada en una empuñadura de madera.

La siega a mano, con hoz, pervivió como único método de recolección hasta mediados de los años setenta.

hoces y zoquetas

Zoqueta:

Se trata de una especie de guante de madera utilizado durante la siega para protegerse la mano. En ella se metían los dedos meñiques, corazón y anular y quedaban fuera el índice y el pulgar. Las zoquetas se desechaban cada cierto tiempo y se adquirían otras debido a los agujeros abiertos por los cortes producidos por la hoz.

Dediles:

Hasta que los segadores principiantes aprendían a utilizar la zoqueta, se utilizaban los dediles. Estos eran unos cilindros huecos que se hacían de caña donde se metían los dedos para protegerlos de los cortes de la hoz. El uso de los dediles era más fácil que el de la zoqueta. Se colocaban en la mano que cogía la mies cuando se estaba segando.

Más información en mi Biblioteca

Tiresio el Termestino

Otros aperos en:

Borrico

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