Como se puede comprobar en Wikipedia, la enciclopedia libre: ”El lapis specularis, conocido como espejuelo en la actualidad, es un tipo de piedra de yeso selenítica especular traslúcido. Fue un mineral muy valorado en la Antigua Roma, explotándose precisamente por su cualidad translucida, para el cerramiento de ventanas, usándose fundamentalmente durante los siglos I y II a. C. en la provincia de Hispania. Otros nombres con lo que también se conoce en la actualidad son espejillo, piedra del lobo, espejillo de asno, piedra de la luna, piedra de luz, sapienza o reluz”.
A cierta página monográfica, le ha molestado que no hiciera referencia en mi entrada a su sitio WEB.
Puedo asegurar que a mi lado, el santo Job parecería un histérico, pero incluso mi paciencia tiene sus límites, y me veo obligado a modificar la entrada sobre dicho material. En tiempos del imperio romano se utilizaba para el acristalamiento de ventanas, y para los usos que ahora le daríamos al vidrio laminado, algo que en su momento, a los celtíberos, sobre todo a los arévacos termestinos les parecería sorprendente. Aún hoy, y aunque ya está en desuso, no deja de ser una curiosidad que mucha gente desconoce.
Como diría un conocido político actual: “un plato es un plato”, a lo que yo añado: y «una piedra es una piedra». Quiero decir que aparte de su descripción física y quizás su composición química, no me parece que el tema dé para mucho más.
Sobre la explotación minera y su antigua manufactura, solo podemos remitirnos a los clásicos donde Columela nos comenta su utilización en colmenas e invernaderos, y sobre todo Plinio el viejo, quien nos lo describe en varios párrafos de sus libros, en su monumental obra “Historia Natural”.
Le pese a quien le pese, voy a citar de nuevo a Plinio, y para eso voy cortar y pegar sus citas, podría reescribirlas con el teclado, pero la tecnología nos da esta oportunidad, y resultaría extraño que utilizando un método u otro, el resultado fuera diferente.
Cito las que a mí me parecen más relevantes:
En el libro III. «Hispania es profusa en metales de plomo, hierro, cobre, plata y oro, la Citerior posee lapis specularis, y la Bética cinabrio»
En libro XV, «En lo que toca a guardar las manzanas se dan universalmente estos preceptos: que sea en lugares fríos y secos entablados; que en días serenos estén las ventanas abiertas hacia el norte y que en las de mediodía se pongan ventanas de lapis specularis, porque el viento del cierzo afea las manzanas con arrugas»
En el XXXVI: «Efectivamente, estas piedras, tienen unas características que permiten cortarla con mayor facilidad en láminas todo lo finas que se quiera. Antiguamente sólo se encontraba en la Hispania Citerior, y no en toda ella, sino exclusivamente en un área de cien mil pasos alrededor de la ciudad de Segóbriga. Hoy día se encuentra también en Chipre, en Capadocia y en Sicilia; recientemente se ha descubierto en África. No obstante, todas estas variedades son inferiores a las de Hispania».
Las finas láminas se enmarcaban en bastidores de madera y se usaban como cerramiento de ventanas, al estilo del vidrio actual.
Repito para que conste, que he cortado y pegado las citas, concretamente de la edición Historia Natural de Plinio el Viejo, de la Biblioteca Clásica Gredos.
Espero que con esto quede satisfecha la curiosidad de quien ha llegado hasta aquí buscando información sobre el lapis specularis, que no deja de ser una nota a los manuscritos de Tiresio el Termestino.
En la sección de bibliografia disponéis de algunos libros de Plinio el Viejo
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